El antiguo Convento Franciscano, Sede Gubernamental
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El Convento fue el núcleo inicial del poblado virreinal; su mantenimiento era atendido por los propios Franciscanos, que fabricaban sus ladrillos y tejas. Las reformas del Presidente Rivadavia originaron el desalojo de los monjes y su retiro del pueblo, salvo el que estaba al frente de la Iglesia.

La administración del Estado se instaló en las diversas salas del edificio, utilizado para el Juzgado de Paz, la Escuela de Primeras Letras que allí permaneció hasta principios de 1860 cuando fue trasladada a la casa de Doña María del Corazón Jesús Quiroga Fernández, hija del General Juan Facundo Quiroga.

El edificio fue refaccionado por las autoridades locales, pero su estado de conservación aconsejó a los Municipales la consideración de construir un edificio adecuado que sirviese para Sede Municipal.

Con la designación del primer Intendente Municipal Don Máximo Millán, éste impulsó la decisión, enviando al Honorable Concejo Deliberante en 1888 “un croquis del plan del edificio municipal que se proyectaba construir”, confeccionado por el Ingeniero Arquitecto Municipal Sr. J. Nordman.

El 12 de noviembre de 1888 – con la presencia de los Mayores Contribuyentes – se trató y aprobó la obra y su presupuesto, incluyéndose la instalación de un reloj en la torre del edificio, con un cuadrante de un metro y medio de diámetro.

La nueva Sede Municipal, de estilo clásico y elegante quedó habilitada al uso público en el año 1892; fue construida en el predio que ocupaba el antiguo Convento el que fue derruido, perdiéndose para siempre un testimonio histórico de notable valor.

Durante su desempeño, el Comisionado Municipal Don Eduardo González Bonorino (1900 a 1905) impulsó iniciativas progresistas que cambiaron el aspecto del pueblo. Remodeló el Palacio e impulsó la terminación del Salón Dorado, ámbito destinado a los grandes acontecimientos y posteriormente, asiento de las sesiones públicas del Honorable Concejo Deliberante.

El Salón continúa siendo la sede predilecta para los actos importantes de la Comunidad, aunque sus dimensiones actualmente resultan demasiado limitadas.

Las antiguas arañas de bronce instaladas en aquella época, iluminan el ámbito y en las paredes los apliques de más reciente colocación, realzan las pinturas murales, las escenas, escudos y alegorías pintadas en la bóveda del techo; un antiguo espejo de cristal con marco dorado traído de Francia, domina en su pared Sud y junto a él, un piano de cola aguarda el próximo concierto.

Atendiendo la presentación interior del Palacio, se adquirieron alfombras y cortinados en la tienda “San Miguel” de Elías Romero y Cía en la Ciudad de Buenos Aires. Además se construyeron las veredas del sector S.O. y N.E., el piso de la galería, patio y cuadra de la Comisaría de Policía, que estaba ubicada en el mismo edificio.

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